Los seres humanos tenemos alrededor de 650 músculos distribuidos por todo el cuerpo. Todos ellos son músculos voluntarios, es decir, que podemos mover a voluntad (a no ser que se tenga alguna patología o enfermedad que lo impida).
Los músculos están compuestos en su interior, principalmente, por fibras, filamentos y por las proteínas actina, miosina, la tropomiosina y la mioglobina, todas necesarias para generar el movimiento y para que la contracción muscular se dé adecuadamente.
Pero, ¿Qué es una contracción muscular? Podemos decir que es un proceso fisiológico en el que los músculos desarrollan una determinada tensión, se acortan o se estiran (alargan), y también pueden permanecer en la misma longitud, dependiendo del tipo de contracción. Esto sucede en el cuerpo constantemente debido a una sinergia milimétrica entre el sistema nervioso y las proteínas musculares.
¿Cómo se produce una contracción muscular?
Una contracción muscular comienza con la conversión del potencial de reposo en potencial de acción en las células nerviosas donde se requiere la fuerza; luego se libera la acetilcolina en la placa motora para que, posteriormente, las mismas se unan con sus receptores en la membrana del músculo. Después de varios procesos, la proteína tropomiosina se mueve y se suelta la actina, la cual se une con la miosina logrando, finalmente, la movilización de los filamentos en el sarcómero. Este proceso da como resultado la inflamación y, por consecuencia, el dolor.
¿Qué produce una contracción muscular?
Existen varias causas que generan la contracción muscular:
- La principal causa es cuando un músculo se usa en exceso o cuando se ha mantenido en la misma posición durante mucho tiempo.
- Falta de ejercicio físico y por llevar una vida sedentaria.
- Edad avanzada. La pérdida de elasticidad en músculos y articulaciones provocada por la edad es otra causa. Al estar más debilitada la musculatura se contractura con mayor facilidad.
- La falta de hidratación y una mala alimentación también pueden afectar, ya que se tiende a acumular toxinas en la musculatura.
- Déficit de potasio, magnesio y calcio en el organismo.
- El estrés provoca contracturas musculares.
- Practicar deportes de impacto, de desarrollo del tren superior y que exijan movimientos muy rápidos.
- Padecer enfermedades como la esclerosis o daños en la médula espinal.
- El frío no ayuda. Cuando las temperaturas bajan y se siente un frío intenso, los músculos tienden a contraerse para defenderse de la dureza del clima.
¿Qué es lo que provoca una contracción muscular?
Cuando aparece una contractura lo sueles notar porque, por lo general, sientes un dolor punzante en alguna parte de tu cuerpo. Pero este no es el único síntoma, también puedes experimentar:
- Restricciones en el movimiento o incluso un bloqueo total en la zona, tanto que te impida moverla.
- Hormigueo y adormecimiento de la extremidad cuando se oprima el nervio que la recorre.
- Dolores de cabeza y sensación de mareo si se produce en la zona cervical.
- Incapacidad para descansar porque el dolor es acusado y te impide conciliar el sueño.
El tratamiento que puedes llevar a cabo dependerá de la causa, siendo el más eficaz la fisioterapia, seguido de un cambio de hábitos de vida (como la dieta o el ejercicio físico) y el suministro de determinados medicamentos.
Otros tratamientos alternativos pueden ser la acupuntura, ejercicios de relajación, masajes, etc.
De cara a prevenir en el futuro estas contracciones musculares involuntarias, es fundamental llevar una dieta equilibrada, aumentar la ingesta de minerales como potasio, calcio y magnesio, así como realizar ejercicios de estiramiento y evitar el estrés.